DESCONOCIDA
Ella era una total desconocida
y subio a un tren repleto de desconocidos de distintas naciones.
Subió rodeada de mucha gente,
pero antes de que subiera al bagón,
un magnetismo mágico me hizo mirar hacía la puerta,
algo me decía que ella iba a subir
justo en el segundo que giré la cabeza,
la ví: un angel llorando, lo nunca visto.
Se sentó en frente mía, veía pasar cada estación, pero sólo sentía.
Morena y pelito corto,
pero con el flequillo pretendía maquillar las lagrimas de rimel que caían por su cara
y abrazaba su abrigo,
como quien abraza a alguien en su ausencia,
pensando en quien se ha ido, echandolo a faltar.
El mundo seguía dando vueltas
y para ella estaba parado en la estación,
en donde se despidió de él, en donde perdió el expreso de su corazón.
Con sólo mirarla se te helaba el alma.
A mi me hipnotizó, se me quedó en la retina grabada.
Yo haciendo gala de mi cobardía sólo le ofrecí un pañuelo
que pronto tiñó de luto.
Sólo la miraba y ella a mi, el resto del bagón dormía.
Con su mirada me contó lo que le pasaba
y yo con la mía le consolaba.
Los segundos parecían eternos.
En esto llegó su parada, y mi sueño terminó
pero su pesadilla aún la peseguía.
Se levantó, pintó un beso del carmín de los atardeceres en mi frente
y de un salto se despidió, perdiéndose entre la gente.
Adios bella desconocida, adios desconsolada mía
perdón por contar tu historia, tu pena
perdón por ser ese actor secundario que cuenta ese capítulo de tu vida.
Ella era una total desconocida
y subio a un tren repleto de desconocidos de distintas naciones.
Subió rodeada de mucha gente,
pero antes de que subiera al bagón,
un magnetismo mágico me hizo mirar hacía la puerta,
algo me decía que ella iba a subir
justo en el segundo que giré la cabeza,
la ví: un angel llorando, lo nunca visto.
Se sentó en frente mía, veía pasar cada estación, pero sólo sentía.
Morena y pelito corto,
pero con el flequillo pretendía maquillar las lagrimas de rimel que caían por su cara
y abrazaba su abrigo,
como quien abraza a alguien en su ausencia,
pensando en quien se ha ido, echandolo a faltar.
El mundo seguía dando vueltas
y para ella estaba parado en la estación,
en donde se despidió de él, en donde perdió el expreso de su corazón.
Con sólo mirarla se te helaba el alma.
A mi me hipnotizó, se me quedó en la retina grabada.
Yo haciendo gala de mi cobardía sólo le ofrecí un pañuelo
que pronto tiñó de luto.
Sólo la miraba y ella a mi, el resto del bagón dormía.
Con su mirada me contó lo que le pasaba
y yo con la mía le consolaba.
Los segundos parecían eternos.
En esto llegó su parada, y mi sueño terminó
pero su pesadilla aún la peseguía.
Se levantó, pintó un beso del carmín de los atardeceres en mi frente
y de un salto se despidió, perdiéndose entre la gente.
Adios bella desconocida, adios desconsolada mía
perdón por contar tu historia, tu pena
perdón por ser ese actor secundario que cuenta ese capítulo de tu vida.